lunes, 29 de junio de 2009

EL SÍMIL PERFECTO

Su título, La duda: una película que vi de estreno, hace unos meses, y de la que conservo buen recuerdo por la atmósfera de sospecha que se instala en la pantalla y que se transmite al espectador hasta el final, mejor dicho, más allá del final, pues logra magistralmente que esa "duda" salga de la sala y se pasee por las calles y se alíe con nuestro insomnio, o al menos con la ración de insomnio que cada cual atesora. Que nadie me pregunte quiénes eran los actores de reparto, ni siquiera puedo aventurar la identidad del director; sépase que mi memoria cinematográfica (como la musical y como tantas otras) es muy corta, ello unido a que tampoco presto la atención singular de los cinéfilos: yo me suelo quedar en el desarrollo de la historia y en la peripecia de la intriga, salvando siempre escenas muy puntuales o frases ingeniosas -o que a mí me lo parecen- que se me graban sin esfuerzo, como si estuviera subrayando un libro. Pero hubo un momento de esta cinta que captó especialmente mi atención: el sacerdote protagonista -del que la autoritaria monja directora de un centro escolar sospecha, sin pruebas, inclinaciones pedófilas cuya consumación se empeña en demostrar- hace un brillante sermón de autodefensa. En sus palabras busca un símil, o una imagen que explique el carácter irreversible de las acusaciones que se le hacen, la imposibilidad de restaurar el honor perdido tras la difamación o la injuria, y lo halla en una especie de cuento tradicional que se resume en esta joya que tecleo a mi modo, ya desposeída del impacto emocional de la escena filmada: si vienes pidiéndome perdón por haber dicho de mí lo que no puedes saber, yo te digo que lo obtendrás cuando subas al tejado de tu casa con una almohada, la rasgues con un cuchillo y dejes que el viento se lleve sus plumas; por último, quiero que busques cada pluma originaria y que la devuelvas a su lugar en la almohada. Entonces ven a mí y serás perdonado.

1 comentario:

Miguel Ángel Orfeo dijo...

Caramba, Pedro, qué excepcional reseña cinematográfica te ha salido. La imagen de las plumas al viento resulta verdaderamente impactante. Ignoro si en la película fue simplemente narrada por el protagonista o escenificada de algún modo, pero resulta, al menos como tú nos lo relatas, verdadera poesía visual sobre la magnitud de una ofensa, el rencor, el precio del perdón...

Apuntaré ese título.

Salud!