viernes, 16 de septiembre de 2011

EL RICO, EL GUAPO Y EL MEJOR

Estábamos tan tranquilos saboreando los postres cuando, de pronto, se hizo la luz en la pantalla, callamos todos y se nos reveló en su sola persona la Santísima Trinidad, que se queja con acento luso y oficia su liturgia en el real atavío de un blanco inmaculado. Como no quiere abogado, que al parecer todos lo son del Diablo, ni tiene abuela digna de predicar sus dones, escupe su arrogancia trinitaria haciéndonos sentir que la modestia ya no es virtud, sino una conspiración de los débiles, y la humildad, un pecadillo de los tristes mortales que no saben ser los más ricos ni los más guapos ni los mejores. El nombre no es lo de menos: su manifestación en el Orbe solo podía darse bajo el signo de Cristiano. Y, claro, la envidia nos corroe.

1 comentario:

Morbidmacabra dijo...

"Y bien cargada e hipocretona pasea
la sátira cristiandad de los ángeles
que con mucho cuidado vierten tea
a espaldas de demoníacos pilares."