miércoles, 16 de mayo de 2012

EL DESTINO TE ENCONTRARÁ

El cuento se titulaba -aún se titula- Ser otro, y constituía la declaración arrebatada de un recluta que, infeliz con su destino, decide cometer una atrocidad capital en la persona de su comandante, para así rebelarse contra ese destino que se le impone, disparate que lo conduce a una condena rigurosa y que, obviamente, no lo resarce de ningún destino, sino que afianza el suyo propio, que no podía ser otro que pretender modificarlo para terminar asumiéndolo.
(Ahora, al verter aquí la síntesis de aquel folio y medio que da cuenta de una de mis más antiguas ficciones de juventud, comprendo que se trata de una versión inopinada de la historia del criado del rico mercader que vio a la Muerte y al que la Muerte le hizo un gesto, una señal. Yo entonces desconocía ese relato, lo que confirma el rumor de que la musa es promiscua y caprichosa).
Para dignificar mi invención, quise poner arriba, a la derecha del folio, una cita de autoridad, y di con esa frase o sentencia que ha poco había hallado en una novela cuyo protagonista, agonizante, va evocando episodios cruciales de su vida con una densidad lírica (¿y erótica?) que yo aún ignoraba en los dominios de la prosa. Recuerdo haberle recitado fragmentos de entusiasmo a una novia de la que no he vuelto a saber nada.
"El destino te encontrará", dice o piensa Artemio Cruz, y hoy me apetece que su luminosa voz se eleve sobre la noticia de la muerte de Carlos Fuentes.

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