domingo, 22 de diciembre de 2013

MÉTODO PARA CORREGIR EL AZAR

Mañana propicia para releer La lotería en Babilonia, una ficción de Borges. “Soy de un país vertiginoso donde la lotería es parte principal de la realidad”, admite el protagonista apenas en el segundo párrafo, mientras yo me arrellano en el sofá y prosigo expectante, como si restituyera la inocencia del lector que fui de veinte años. Después, la narración se remansa en observaciones de tamaña estirpe: “que la lotería es una interpolación del azar en el orden del mundo y que aceptar errores no es contradecir el azar: es corroborarlo”. Y luego -al tiempo que la voz engolada y repipi de los niños y las niñas del colegio de San Ildefonso airea sus números en todas las emisoras nacionales-, una conjetura que riza el rizo al más plausible de los estilos de Borges: “Si la lotería es una intensificación del azar, una periódica infusión del caos en el cosmos, ¿no convendría que el azar interviniera en todas las etapas del sorteo y no en una sola?” Por fin, en el penúltimo párrafo, me doy de bruces con un enunciado que siempre tuvo vocación de título y que probablemente por eso lo subrayé en rojo -aún puedo ver el grueso del rotulador- en un ejemplar que no es el que hoy me sirve para articular esta nota.

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