viernes, 29 de mayo de 2015

La vida se desangra en vagas ideas que ni siquiera alcanzan la categoría de proyecto. Cuántos versos que se olvidaron antes de tocar el papel, cuántos poemas posibles que se extraviaron en la intuición de un instante que nos pareció extraordinario, cuántas historias que provocaron nuestro interés y se nos insinuaron como un relato genial y no pasaron de ahí, cuántos argumentos de novela imaginados de un tirón durante una travesía en tren o mirando las estrellas una noche de julio. Nunca sabremos cuántas maravillas de la literatura y del arte naufragaron en el limbo de la pereza o la renuncia.

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