martes, 26 de mayo de 2015

Pese a mi natural tranquilo, ayer me vi envuelto en un diálogo de sordos que derivó hacia posturas irreconciliables, defendidas con vehemencia. Creo que se empezó hablando de la subjetividad en los medios de comunicación, de la marcada ideología que esgrimen algunos que se llaman periodistas, y se acabó desvariando sobre la autoría de los atentados de Madrid, en marzo de 2004.
Lo pensé y no lo dije, pero ahora lo escribo: entre la documentación histórica y la documentación literaria hay un salto imperceptible, una tierra de nadie que acaso solo se resuelva en el seno íntimo de la inteligencia, de la cultura, del sentido común.

2 comentarios:

Juan Ballester dijo...

Me gustan mucho estos haykú de la vida

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con el compañero que habla de haycús de la vida. A mí también me gusta la escritura directa, que habla de lo cotidiano espontaneamente.
Sigo este post diariamente desde hace años y nunca me defrauda.

J.