domingo, 25 de octubre de 2015

Belleza frágil:
el gorrión en la rama
de mi objetivo.

jueves, 22 de octubre de 2015

Leo en alguna parte que la escritora y periodista Ángeles Caso se queja de que el porcentaje de premios literarios que se concede a las mujeres es vergonzante, sea por obra de las editoriales o de las instituciones; pero no aclara si se refiere a los premios que respetan un proceso de concurso o a los que se dan porque sí o por méritos cuantificables.
Me voy luego a la Wikipedia y averiguo que la trayectoria literaria de la señora Caso acumula ciertos premios sustanciosos, de esos que adjudican a los suyos ciertas empresas editoriales bajo la apariencia de concurso, esto es, participando en la farsa, contribuyendo a la estafa y generando la frustración de los incautos e incautas que escriben sus novelas, las encuadernan y las remiten alegremente a su particular lotería, después de los incontables desvelos de la imaginación. En efecto, los dueños de Planeta la hicieron finalista de su gran mentira en 1994 y le regalaron el honor y el cheque de los 601.000 € en 2009; entre tanto, había recibido de las mismas manos el Fernando Lara del año 2000.
En vez de abogar por la transparencia en los procedimientos y por la justicia insobornable del seudónimo, que a todos nos iguala, a la periodista y escritora Ángeles Caso le parece vergonzante el porcentaje de premios literarios que se da a las mujeres.
Como si a la gran literatura le importaran los premios; como si tuviera algo que ver con una cena de gala con presencia real en un hotel de Barcelona.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Cuando, en el ámbito doméstico, intentamos ejercer de psicólogos, nunca se sabe si lo que queremos es ayudar al que lo necesita -solamente- o fortalecernos a nosotros mismos con argumentos y parábolas que -muy cabales, muy efectistas- ganan crédito asumiendo una perspectiva sensata y objetiva, marcando las distancias de la razón y de la lógica, externalizando el problema. Reconforta y gratifica dispensar consejos, palabras de esperanza, sobre todo cuando en nosotros mismos flaquea.

lunes, 19 de octubre de 2015

¿Es generosidad hacer por el otro -prójimo o prójima- lo que en lo más profundo esperas o deseas que haga el otro por ti, cuando tú lo necesites? ¿Hay virtud de pensamiento o de obra, o simplemente honradez ética, en deslizar y alentar la viceversa interesada, esa que vive oculta tras la más bondadosa de las máscaras? ¿Es legítimo poner a prueba de tal modo el incierto andamiaje de la camaradería y la amistad o, más aún, la estructura sólida del amor?

viernes, 16 de octubre de 2015

Cómo no recomendar desde aquí el documental que esta noche emite la cadena Dos de Televisión Española sobre la persona y la obra de Ramón Gaya. Se trata de un trabajo muy meditado, riguroso a la par que ameno, realizado en los últimos meses por el cineasta murciano Gonzalo Ballester. El pensamiento genuino del protagonista se alía con las voces de algunos entusiastas de su pintura para recrear una visión pulcra, auténtica, verdadera, de lo que se ha de entender por hacer arte y vivir el arte. Sin apostolar, claro; pero desde la certeza radical de un destino que se va cumpliendo de soledad en soledad y a menudo en la sombra, sin ruidos extraños, ajeno a las palmaditas oficiales y oficiosas, consciente en todo momento de la impostura que acecha y bordea y tienta al artista disfrazándose de talento y de éxito y de otras parafernalias acordes con la mercaduría que arrasa al mundo. Aunque no conocí a Ramón, creo que a él le hubiera gustado. El debate está servido, casi la polémica. Estoy deseando volver a verlo. No defraudará.

jueves, 15 de octubre de 2015

Café de media mañana, en el bar de casi siempre, doblando maquinalmente las hojas de un periódico local. De pronto mi atención se fija en la noticia de un apuñalamiento a la salida de un supermercado, en una afamada zona de la ciudad que fue mi barrio en la época universitaria. Da la casualidad de que conozco a la víctima, un hombre búlgaro afincado en esta tierra con su mujer e hijos, un "artista callejero" -dice el informante- que muchas tardes y noches regala su música y su sonrisa afectuosa a quienes pasean por las calles peatonales del centro. Lo abordó un individuo que pedía limosna junto a otra mujer, y se le fue la mano. Parece que su vida no corre peligro.
Mientras vuelvo al trabajo voy cayendo en la cuenta de que ayer, poco antes de la hora del suceso, estuve muy cerca del lugar. Acababa de aparcar en zona azul, mi mujer y mi hija esperaban en la acera y yo estaba sentando a Darío en su carrito. Hacia nosotros se precipitó un tipo que, más que rogar, exigía con todo el cuerpo un euro para comer, pero cuya insistencia nerviosa denotaba otras urgencias acaso más acuciantes. Unos pasos atrás se quedó su escuálida acompañante, murmurando algo. Negué con un gesto que se resuelve a medio camino entre la solidaridad y el fastidio, y ellos continuaron su itinerario desbocado, ajenos a las personas y a las cosas, cómplices de un extravío insensato e insaciable.
No se me ha ido de la cabeza en toda la jornada. 

jueves, 8 de octubre de 2015

A finales de julio quisieron acompañarme nuevos versos de Margarit. Copié fragmentos en una página de mi agenda, a la espera de encontrarles un espacio algo más perdurable. No estaba lejos, no era difícil:
"Ya no me queda más que algún recuerdo
para explicarme que es, en el amor,
donde he ido dejándome la vida".
"Vivir, al fin y al cabo, es buscar un consuelo
a través del dolor de las palabras".
"[...] ¿Desde dónde vino
todo el amor que me enseñó
una manera honesta de hacer versos?"
"Ninguna lógica puede salvar
el abismo que se abre entre decir
te quiero y no decirlo".
"Me fui quedando solo, como aquellos
que no han amado nunca sus errores".
"[...] la verdad,
un destello en un charco de agua sucia".
"París únicamente está en mis ojos.
No volveré a escribirle otro poema".

martes, 6 de octubre de 2015

Si me paro a pensarlo, debo admitir que ha habido hasta cuatro autores que me influyeron extraordinariamente y que sin duda habrán afectado a mi forma de escribir (para bien y para mal, claro), hasta el punto de que durante alguna época de mi vida me obsesioné con su obra y con su circunstancia personal. Me refiero, cronológicamente, a Jorge Luis Borges, Antonio Muñoz Molina, Miguel Espinosa y José Saramago. También hubo otros que me fueron muy próximos y sin los cuales no podría completarse el puzle de mis afinidades (Fernando Pessoa, Juan Rulfo, Albert Camus, Gabriel García Márquez, Cesare Pavese, Julio Cortázar, Milan Kundera...), pero que por la razón que sea no alcanzaron ese extremo de veneración mórbida.
Observo que no hay ninguna mujer. Observo que en casi todos destaca su dedicación preferente a la ficción narrativa, a la prosa. Tal vez vuelva a pensar en todo esto.

lunes, 5 de octubre de 2015

Con más o menos dignidad, con más o menos arte, el gran reto de cada día es sobrevivirlo, sobrevivirse. Hasta que llega el último.

jueves, 1 de octubre de 2015

En medio de la clase, fuera de contexto, una alumna recién llegada me pregunta si yo soy escritor. La miro con fingida extrañeza y ella aclara que se lo ha dicho otro chico de otro curso. Mi perplejidad se toma su tiempo para tratar de convencerme a mí mismo antes de emitir una sentencia, sea afirmativa o negativa.
Soy escritor porque escribo, eso está claro, no lo voy a negar, y también porque hay por ahí un manojo de libros de poesía y de prosa con mi nombre en la portada y algunos datos que me identifican. Pero son títulos que no se han vendido, páginas que pasaron inadvertidas y de las que apenas he obtenido algún beneficio económico ni merecieron la atención de los críticos ni el reconocimiento sincero de casi nadie. Entonces, en realidad no soy escritor, pues no vivo de ello ni vislumbro a estas alturas un porvenir a la par honesto y literario; y, sin embargo, escritor es lo único que he sentido que era o que podía llegar a ser desde que con menos de quince años me alcanzó la magia de las palabras, la dicha de los versos, el veneno de la ficción...
En fin, que cada cual saque sus propias conclusiones.