jueves, 22 de octubre de 2015

Leo en alguna parte que la escritora y periodista Ángeles Caso se queja de que el porcentaje de premios literarios que se concede a las mujeres es vergonzante, sea por obra de las editoriales o de las instituciones; pero no aclara si se refiere a los premios que respetan un proceso de concurso o a los que se dan porque sí o por méritos cuantificables.
Me voy luego a la Wikipedia y averiguo que la trayectoria literaria de la señora Caso acumula ciertos premios sustanciosos, de esos que adjudican a los suyos ciertas empresas editoriales bajo la apariencia de concurso, esto es, participando en la farsa, contribuyendo a la estafa y generando la frustración de los incautos e incautas que escriben sus novelas, las encuadernan y las remiten alegremente a su particular lotería, después de los incontables desvelos de la imaginación. En efecto, los dueños de Planeta la hicieron finalista de su gran mentira en 1994 y le regalaron el honor y el cheque de los 601.000 € en 2009; entre tanto, había recibido de las mismas manos el Fernando Lara del año 2000.
En vez de abogar por la transparencia en los procedimientos y por la justicia insobornable del seudónimo, que a todos nos iguala, a la periodista y escritora Ángeles Caso le parece vergonzante el porcentaje de premios literarios que se da a las mujeres.
Como si a la gran literatura le importaran los premios; como si tuviera algo que ver con una cena de gala con presencia real en un hotel de Barcelona.

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