viernes, 14 de octubre de 2016

DYLAN NOBEL

Como sé que me vais a preguntar, voy a escribirlo para forjarme una opinión.
De todos los aspirantes que se barajaban este año para el premio Nobel de Literatura, debo decir que solo conozco extensamente la obra de Milan Kundera. De los demás, he leído algún título de Philip Roth y de Haruki Murakami y de Ismaíl Kadaré. Me regocijó ver en el listado (entre los españoles) al controvertido Juan Goytisolo, me llamó la atención encontrar a Juan Marsé, me pareció excesivo que se incluyera a Javier Marías y francamente desproporcionado que se admitiera a Enrique Vila-Matas. Del resto, había nombres ilustres que no he tenido el gusto o el disgusto de leer, otros que apenas les sonaban a mis oídos ignorantes y otros que ni siquiera eso.
Pero se lo han otorgado al cantautor estadounidense Bob Dylan, un icono amable para muchas generaciones de hombres y mujeres. Supongo (lo cual es mucho suponer) que si John Lennon estuviera vivo hubiera tenido en él a un serio competidor. Al margen de las absurdas valoraciones de méritos por comparación con otros escritores, creo que Bob Dylan es tan poeta en las letras de sus canciones como pueda serlo en las suyas, por ejemplo, Leonard Cohen; o nuestro Joaquín Sabina, por qué no, salvo que el crédito histórico y la relevancia popular de este no pueden en modo alguno igualarse a los de aquellos dos, y por eso nadie ha postulado todavía a Joaquinito para el Nobel ni para el Cervantes ni (que yo sepa) para el Princesa de Asturias de las Letras.
Los caprichos de la Academia Sueca y de sus miembros no son inescrutables, no, pero sí respetables. Está claro que Bob Dylan no necesitaba el Nobel de Literatura de 2016, lo que me induce a pensar que acaso el Nobel de Literatura de 2016 sí necesitaba a Bob Dylan.
Eso creo.

1 comentario:

Juan Ballester dijo...

Lo has clavado, has clavado el kit del asunto. Eres genial Pedro.