viernes, 13 de enero de 2017

Recibí, con pocos días de distancia, sendos ejemplares de dos publicaciones multitudinarias en las que figuran mi nombre y una muestra de mi poesía. Lo que me sorprende es que llamaron a mi puerta sin que yo moviera un dedo; de hecho, ni en uno ni en otro caso conozco aún a los emprendedores y ejecutores del bonito suceso, y me maravilla que supieran encontrarme.
La primera es el número 6 de la revista La Galla Ciencia (se subtitula "Los poetas sensatos", qué curioso), que recauda una entretenida selección de treinta y siete autores nacidos entre 1963 y 1993, de los cuales apenas ubico a media docena. Lleva impreso, con mi permiso, el poema Helena [25-04-2016], que hoy por hoy es acaso la mejor muestra que puedo ofrecer de (con perdón) mi arte.
La segunda es un volumen antológico de poetas murcianos contemporáneos, Composición de lugar, donde, si no he contado mal, cohabitamos cincuenta y cinco. Aventura más o menos previsible, opino que ni somos todos los que estamos (en mi caso, con cuatro poemas) ni estamos todos los que somos. Si por prudencia me ahorro detalles de aquel grupo, del segundo diré que siento gravemente la omisión, quizá por desconocimiento, de La memoria inventada y de La pradera de los asfódelos y otros poemas inevitables, los dos títulos más auténticos, más genuinos, que han pasado por mis manos murcianas. Sus artífices respectivos: Javier Orrico y Jose F. Kosta.
Por lo demás, mi eterna gratitud a unos y a otros.

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