viernes, 24 de febrero de 2017

No sé dónde leí que la prueba más fiable de que el autor o autores del Corán fueron árabes es que en sus páginas nunca se describe el desierto en términos de fascinación, extremo que no he contrastado; su presencia es tan obvia que no necesitan mencionarlo. Tras el fallo emitido esta semana en el caso que imputaba a una hermana de Su Majestad y a un cuñado de Su Majestad (ambos cónyuges y residentes en el extranjero), la plana mayor de la clase y/o casta política española se ha apresurado a confirmar, basándose en la sentencia y en la pirula ulterior -confortable multa económica; seis años de cárcel ahora eludibles bajo fianza-, que en España la justicia es igual para todos. Alabado sea el Señor de los Cielos... ¡Y el Otro!

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