domingo, 12 de febrero de 2017

Si el día fue malo, la noche puede ser peor. ¿Conspiración en el dibujo de los astros o mero cúmulo de casualidades sin intérprete? Nadie lo sabe. Hablo del vaso que solemos ver medio lleno y de repente ya está medio vacío, de los poderosos contratiempos, de las promesas frustradas, de la casa que se nos cae encima, de las pequeñas rencillas y rencores, de las malas caras sin motivo, de mi falta de temple. ¿Qué insomne desvirtuado coligió que al que madruga Dios lo ayuda? ¿Qué estratega del tiempo sentenció que no hay que dejar para mañana lo que puedas hacer hoy? ¿Qué emprendedor de pacotilla pudo concluir que agua pasada no mueve molino? Las preguntas, si son retóricas, ayudan a digerir las penurias de conciencia.

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