viernes, 7 de abril de 2017

Echo cuentas desde la modorra de sofá que mira al techo y concluyo que, si dispusiera de tiempo a mi antojo, aún necesitaría un sexenio solamente para inventariar las empresas aplazadas u olvidadas y para retomar y definir los antiguos borradores; esto es, para poner orden en las cosas mediadas y, por así decirlo, limpiar mi currículum de frustraciones. Sería entonces, si dispusiera de más tiempo a mi antojo, cuando uno podría entregarse a nuevos proyectos, muchos de ellos ya esbozados o guardados bajo llave en algún lugar de la memoria, y volver a disfrutar de una obra por delante.
Soñar despierto se encarece por horas.

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