domingo, 16 de abril de 2017

No hay vuelta a Cioran que no compense, sea por su fatalismo, sea por su lucidez. Abra el libro por donde lo abra (hoy, al azar, por la sección VI de Del inconveniente de haber nacido), siempre hallo el dardo exacto, la revelación cómplice, el nihilismo sin fisuras: "La sustancia de una obra es lo imposible: lo que no hemos podido lograr, lo que no nos podía ser concedido; es la suma de todas las cosas que nos fueron negadas". Y más abajo: "El único medio de salvaguardar la soledad es hiriendo a todo el mundo, empezando por aquellos a quienes amamos".

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