viernes, 21 de julio de 2017

Llegas a una casa prestada para pasar unos días cerca del mar y lo primero que tienta tu curiosidad no es el estado de los electrodomésticos ni la combinación de muebles viejos y nuevos, sino los tres libros que hay en el aparador, debajo de la tele, y luego la pequeña biblioteca que se amontona en el altillo de un armario, tesoro escondido que tardo algunos días en decidirme a inventariar. De momento, alcanzo La puerta estrecha de André Gide.

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