jueves, 7 de septiembre de 2017

Plazos que vencen, renovaciones cíclicas, prisas. Trasiego de impresos, de solicitudes, de matrículas, de salvoconductos estériles, de portales con su página web y de papeles presentados in situ, de códigos secretos y de datos inmemoriales y de fotocopias selladas, de sometimientos más o menos conscientes al dictado de la burocracia.
Cada día que pasa somos más reos de las complicaciones y de los trámites irrelevantes, más cómplices de un rodillo ajeno que no cesa de triturarnos, más colaboradores necesarios de la estupidez que todo lo coloniza. Si al menos hubiera un margen, un resquicio para declararse en rebeldía...
El mundo, este mundo.

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