miércoles, 15 de noviembre de 2017

De puertas afuera, lo que se valora de un profesional de la enseñanza es que lleve muy preparada la clase, cada una de sus clases, y que la materia que imparte se ajuste a un calendario y a la programación oficial.
De puertas adentro, casi todos los que estamos en esto sabemos o llegaremos a saber que el gran reto es adaptarse a la realidad del aula, de cada una de las aulas, y que lo que más importa al cabo es la habilidad para improvisar, extraño talento que suele abastecerse en iguales proporciones de sentido común, de imaginación y de experiencia.

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